Camargo rememora la gesta de Pedro Velarde en el Levantamiento del Dos de Mayo en Madrid
El alcalde resumió la trayectoria de Velarde en tres ideas: "corta vida, gran obra y gran ejemplo". Así, recordó cómo aquel 2 de mayo de 1808, en un momento en el que España "corría grave riesgo" de ser invadida por las tropas napoleónicas, Pedro Velarde y Luis Daoíz "se pusieron decididamente de parte del pueblo para defenderle y evitar la masacre que se estaba cometiendo en Madrid".
Para Duque, fue un "gesto que, de alguna manera, define claramente cuál debe ser la postura del militar hacia el pueblo que le sostiene y le da vida"; y aunque parezca un hecho "sin mayor trascendencia", sí que la tuvo, dijo, porque todo el país sintió entonces "esa sensación de rebeldía frente a la invasión".Por su parte, Revilla se refirió a Velarde como "uno de los grandes de Cantabria" y resaltó tres valores del militar: "deber, honor y sacrificio". Reconoció que son valores que quizá a algunos, sobre todo a los más jóvenes, "no les dicen nada", máxime en una sociedad como la actual, "materialista", en la que "pululan los especuladores y los valores tradicionales se diluyen". Pero subrayó la importancia de recuperar esos valores "en desuso" y la "obligación" de transmitirlos a las generaciones futuras.
Revilla incidió también en la necesidad de "rememorar la historia" y "honrar y recordar" a aquellas personas que, "gracias a su sacrificio", hicieron posible que hoy se pueda ir construyendo día a día "un país mejor". A su juicio, las próximas generaciones deben saber que "hubo un cántabro gracias al cual, probablemente hoy nos podamos llamar España y seamos una patria a la que la mayoría de los españoles adoramos".
Los actos conmemorativos del Dos de Mayo comenzaron con la tradicional misa de campaña, oficiada por José Olaiz, vicario de la Diócesis, que contó con la participación de la Banda Municipal de Música de Santander y la presencia de una Escuadra de Gastadores de la Academia de Artillería de Segovia.
Posteriormente, se realizó la tradicional ofrenda floral al héroe de la Guerra de la Independencia, depositando en el monolito conmemorativo de la Casa-Museo Velarde dos coronas de laurel que fueron portadas por el presidente y el alcalde la primera, y la segunda, por el delegado de Defensa, coronel José María Grande Urquijo, y un descendiente de Velarde. Tras las intervenciones de Duque y Revilla, la conmemoración del Dos de Mayo llegó a su fin con la actuación del Coro Ronda Valle de Camargo.
BIOGRAFÍA
Pedro Velarde nació en Muriedas, en la casa-palacio que desde 1966 acoge el Museo Etnográfico de Cantabria. En 1793, a los 14 años, ingresó como cadete en el Real Colegio de Artillería de Segovia. Terminó sus estudios como número 2 de su promoción y recibió un ascenso al grado de subteniente en 1799. En 1801 fue destinado al ejército que operaba en Portugal, en 1802 ascendió al grado de teniente y en 1804 al de capitán.
Ese mismo año entró como profesor de la Academia en la que había estudiado. Era un auténtico experto en la medición de la velocidad de los proyectiles. En esta época, y como militar, era un gran admirador de Napoleón Bonaparte. Permaneció como profesor hasta 1806, año en que fue nombrado Secretario de la Junta Superior Económica del Cuerpo de Artillería, por lo que tuvo que trasladarse a residir a Madrid por estar allí ubicado el Estado Mayor, cargo que le permitía disponer de mucha información.
Murat intentó sin éxito atraerle a la causa napoleónica. Tras el fracaso de su plan de levantamiento general urdido con Luis Daoíz, ya en 1808, Velarde siguió en su destino hasta que, en la mañana del dos de mayo, al escuchar los primeros disparos, lo abandonó para batirse con los franceses. Se dirigió al Parque de Artillería de Monteleón, en el que desarmó a la guardia francesa que vigilaba que los españoles no fabricaran más munición de la normal, convenció a Daoíz de que era necesario dar armas al pueblo y entre ambos prepararon la defensa del cuartel
. Cuando Daoíz ya había caído, Velarde fue mortalmente herido por un disparo a quemarropa. Sus restos reposan en el cenotafio que en su honor se erigió en 1840 en el Monumento a los héroes del Dos de Mayo del Paseo del Prado de Madrid. Los dos leones de bronce que adornan la entrada principal del Congreso de los Diputados en Madrid reciben los nombres de "Daoíz y Velarde" en honor a ambos militares.
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