El camargués Arturo Alonso Perrote, nadador discapacitado de 53 años de edad, recibió hoy el reconocimiento de la Corporación de Camargo por la "proeza" que realizó el pasado mes de julio cuando en algo más de cuatro horas consiguió cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar. El alcalde de Camargo, Angel Duque, le felicitó por sus éxitos deportivos y sobre todo por su afán de superación, y destacó que este camargués es un ejemplo para otras personas que están en sus mismas circunstancias y también para quienes no sufren ninguna discapacidad pero carecen de ilusión y de metas en la vida.

Representantes de todos los grupos que integran la Corporación de Camargo asistieron a este reconocimiento celebrado en el Salón de Plenos, en el que Arturo Alonso y el alcalde estuvieron acompañados por el presidente de la Federación Cántabra de Natación, Julio Braun, el concejal de Deportes, Ricardo Amigo, y el presidente del Club Natación Camargo, Jesús Herrán.

"Arturo no ha perdido el tiempo. Es un master magnífico del Club Natación Camargo, al que felicito una vez más por la labor que está realizando",  afirmó el alcalde antes de dar la palabra al nadador, que se mostró "muy agradecido". Su "hazaña" también fue elogiada por el presidente de la Federación, quien subrayó que Cantabria necesita nadadores como Arturo y destacó que el camargués también ha conseguido otro objetivo importante, como es "estimular a Camargo para que la natación siga siendo referente en este municipio".

Por su parte, el presidente del CN Camargo destacó que con 53 años y una pierna menos, Arturo Alonso ha cruzado a nado el Estrecho de Gibraltar 51 años después que otro ilustre camargués, Pepe Gancedo ‘El Tragamillas', que lo hizo el 19 de septiembre de 1959 con 24 años y tardó algo más de cinco horas.

DE TARIFA A CEUTA

         El pasado 16 de julio Arturo Alonso afrontaba un nuevo reto como deportista master. Desde Tarifa (Cádiz), pretendía nadar hasta el continente africano con la ayuda de la asociación Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar, que puso a su disposición dos barcos de apoyo. En contra, la resistencia de un Océano Atlántico salpicado por vientos de poniente. Eran las 12:15 horas y comenzaba su reto, en el horizonte se divisaba el Continente Africano. Deja sus muletas, ya que Arturo es minusválido, y se lanza a un Océano fresco y bravo y siempre acompañado por una embarcación.

         Arrastrado por las fuertes corrientes marinas que circulan por el Estrecho y tras nadar 24 kilómetros en un tiempo de 4 horas y 13 minutos, llegaba cerca de Ceuta, al norte de África. Cansado, con los hombros rotos tras el esfuerzo, era incorporado a uno de los barcos de apoyo y trasladado de nuevo a Tarifa.

         Cuatro horas muy largas, en las que tuvo tiempo de pensar hasta en cesar su empeño, pero la bravura de este camargués pudo con el Océano para satisfacción propia y de todos sus amigos.